¡LOS HISTORIADORES/AS DEL ARTE, Y DEMÁS PROFESIONALES, QUE NOS DEDICAMOS A LA DIFUSIÓN EN MUSEOS E INSTITUCIONES CULTURALES NOS SENTIMOS COMO LAS KELLYS DEL PATRIMONIO CULTURAL!.
Existe en este país una enorme anomalía profesional en el ámbito del patrimonio cultural, de la cultura en general. Nos referimos a las condiciones laborales y retributivas de los profesionales, mayoritariamente historiadores/as del arte, que realizan las actividades de difusión (mediación, interpretación, atención al público, visitas guiadas, divulgación, etc.) en museos, monumentos y demás instituciones culturales.
Aunque la situación, por generalizada en el sector, es muy conocida, creemos que es necesario recordar constantemente, y denunciarlo públicamente, cuáles son las inaceptables condiciones en las que realizamos nuestro trabajo. Y lo vamos a hacer poniendo algunos ejemplos, de los incontables que nos encontramos en todo el territorio español, de lo que cobramos por prestar los diversos servicios de difusión que ofrecen las instituciones culturales. Aquí va una escueta lista (a la que os animamos a que añadáis cuantos ejemplos conozcáis en vuestro entorno personal o laboral):
• Visitas, en inglés y en español, en el Palacio de Linares de Madrid a 9€/h brutos.
• Atención al público en la Exposición Odaliscas en el Patronato de la Alhambra a 5,80€/h.
• Información turística y atención al visitante en los monumentos adscritos al programa Dobla de Oro (como el Palacio de Dar al-Horra, el Bañuelo o el Corral del Carbón) de Granada a 6€/h.
• Informadores/as en el Museo nacional Centro de Arte Reina Sofia cobrando el salario mínimo interprofesional.
• Becas FormARTE del Ministerio de Cultura y Deporte dotadas con 835,00€ brutos mensuales (6 horas diarias).
• Visitas guiadas a la exposición, venta de catálogo y recepción de visitantes en el Instituto Cervantes, menos de 10€/h brutos.
• Visitas guiadas dentro del programa Madrid Otra Mirada por menos de 9€/h brutos.
• Visita guiada de 2h a la ciudad ibero-romana de Cástulo (Linares, Jaén) por 9€/h netos.
• Visitas guiadas y recepción de visitantes en el programa Anden Cero de Metro Madrid por 7’14€/h.
• Mediación en sala en el Palacio de Velázquez del Retiro de Madrid por menos de 10€/h.
• Auxiliar de sala en Sala Antiquarium Sevilla por menos de 4€/h.
• Servicio educativo y visitas guiadas en el Pabellón de la Navegación de Sevilla por 5€/h.
• Servicio de auxiliar de sala y auxiliar de recepción en el Centro Pompidou de Málaga, 5€/h brutos.
• Servicio de auxiliar de sala y auxiliar de recepción en el Museo estatal de Arte Ruso de Málaga, 5€/h brutos.
• Atención al público en las jornadas de puertas abiertas del Palau de la Generalitat en Valencia (2021) realizado bajo la fórmula de falsos autónomos a 9€/h, con categoría de monitor a 7€/h netos y personal en prácticas realizando el mismo trabajo por 0€/h.
• Becas de Gestión Cultural en la Unidad de Gestión del Patrimonio Histórico de la UCM por 645€ brutos al mes (30 horas semanales).
Una lista interminable de situaciones sonrojantes e indignas (y vergonzosas para los profesionales que las realizan pero que dada la precariedad laboral existente debemos aceptar calladamente para evitar perder este mísero trabajo) para cuyo ejercicio se requiere, en la inmensa mayoría de los casos, un título de grado, especialmente el de historia del arte, al margen de muchos otros exigentes requisitos formativos como el manejo de varios idiomas.
Nos encontramos, por tanto, con una inaceptable asimetría entre la retribución de la actividad (para la cual se utilizan figuras en los contratos, cuando los hay, de monitor, azafata, guía acompañante, auxiliar de servicios, etc.) y la formación que se requiere para su realización, hecho éste que no sucede con el resto de puestos de trabajo que encontramos en los museos y demás instituciones culturales (limpieza, seguridad, taquilla, bar, tienda, restauración, conservación, dirección, etc.) donde en la mayoría de los casos existe una correspondencia entre la formación requerida y la retribución asignada.
Desde luego estamos ante una auténtica anomalía profesional en el campo del patrimonio cultural de ahí que en absoluto sea descabellado, y desde luego nada ofensivo (esperemos que no lo sean para estas mujeres a las que tanto admiramos por su valentía y capacidad de lucha), que nos comparemos con las Kellys, pues en cierta manera nos sentimos como ellas, las de unas personas que realizan una labor esencial en los museos e instituciones culturales pero que recibimos una retribución indigna e inaceptable, es decir, lo mismo que sucede con las camareras de piso en los hoteles.
Porque algo que no debemos olvidar es que la difusión es una de las labores más importantes de la tutela del patrimonio cultural, es el instrumento que permite el acceso y disfrute de los ciudadanos al patrimonio cultural, el cual es un derecho reconocido en nuestra Constitución. Y es una actividad que requiere un enorme conocimiento sobre el objeto difundido y sobre las técnicas y medios de difusión. Unos contenidos, todos ellos, que forman parte de las enseñanzas de grados universitarios como el de Historia del Arte y que, además, son objeto de numerosos másteres, congresos científicos, cursos, seminarios y demás reuniones científicas.
Y después de todo esto ¿cómo es posible que al final la hora de trabajo de un profesional de la difusión se pague a 5, 6, 7, 8, 9 o 10€? ¿Quién puede vivir con esta retribución? ¿Qué proyectos de vida podemos ofrecerles a los profesionales de la cultura, a nuestros/as jóvenes? ¿Cómo no van a estar las Humanidades absolutamente desprestigiadas en este país?
¿Por qué los museos, y demás instituciones culturales, permiten esta auténtica anomalía (injusticia) profesional? ¿Cómo pueden obviar lo que a todas luces es una práctica vergonzosa? Pues, sobre todo, a través de la gran trampa de la externalización de los servicios de difusión. A través de ella se traslada a las empresas que prestan estos servicios la responsabilidad sobre el tipo de contrato y remuneración, las cuales poco pueden hacer (algunas más que otras, claro) ante la paupérrima dotación de estas licitaciones por parte de los museos y demás instituciones.
¡Basta ya de despreciar a la cultura, al arte, a los museos, a la ciudadanía! ¡Basta ya de considerar a la difusión del arte y la cultura como una actividad menor, secundaria…! ¡Basta ya de despreciar a los historiadores/as del arte y demás profesionales que están desarrollando una labor de tanta exigencia formativa y responsabilidad social y cultural!
¡Queremos que los historiadores/as del arte que se dedican a la difusión tengan la retribución que se corresponde con su formación! Y eso sería tan fácil como dotar las licitaciones con el presupuesto suficiente para hacerlo o posibilitando que el servicio se preste directamente por los profesionales sin mediación de empresas ni licitaciones, incluida la posibilidad, que incomprensiblemente parece no tener cabida en los museos, de que los profesionales de la difusión entren a formar parte de la plantilla de estas instituciones igual que lo han hecho restauradores, conservadores, administrativos u otro tipo de personal.
Desde Aproha hemos emprendido numerosas iniciativas para denunciar esta situación e intentar revertirla, entre ellas ayudar a nuestros socios/as que están sufriendo esta dura realidad. Pero esto no es suficiente. Necesitamos que esta situación trascienda del reducido círculo profesional en el que se produce. Necesitamos que llegue a la sociedad para que tome conciencia de esta injusticia y no acepte que un servicio de esta exigencia y cualificación no esté dignamente retribuido. Necesitamos que los museos y demás instituciones culturales asuman como propios a estos profesionales y no admitan unas condiciones laborales y profesionales que no aceptarían para sus propios trabajadores. Necesitamos, en suma, que se termine con esta inaceptable anomalía profesional.
¡POR LA DIGNIFICACIÓN DEL TRABAJO PROFESIONAL DE LA DIFUSIÓN! ¡POR EL RECONOCIMIENTO Y DIGNIFICACIÓN DE LA LABOR PROFESIONAL DE LOS HISTORIADORES/AS DEL ARTE!
¡LOS HISTORIADORES/AS DEL ARTE, Y DEMÁS PROFESIONALES, QUE NOS DEDICAMOS A LA DIFUSIÓN EN MUSEOS E INSTITUCIONES CULTURALES NOS SENTIMOS COMO LAS KELLYS DEL PATRIMONIO CULTURAL!.
Existe en este país una enorme anomalía profesional en el ámbito del patrimonio cultural, de la cultura en general. Nos referimos a las condiciones laborales y retributivas de los profesionales, mayoritariamente historiadores/as del arte, que realizan las actividades de difusión (mediación, interpretación, atención al público, visitas guiadas, divulgación, etc.) en museos, monumentos y demás instituciones culturales.
Aunque la situación, por generalizada en el sector, es muy conocida, creemos que es necesario recordar constantemente, y denunciarlo públicamente, cuáles son las inaceptables condiciones en las que realizamos nuestro trabajo. Y lo vamos a hacer poniendo algunos ejemplos, de los incontables que nos encontramos en todo el territorio español, de lo que cobramos por prestar los diversos servicios de difusión que ofrecen las instituciones culturales. Aquí va una escueta lista (a la que os animamos a que añadáis cuantos ejemplos conozcáis en vuestro entorno personal o laboral):
• Visitas, en inglés y en español, en el Palacio de Linares de Madrid a 9€/h brutos.
• Atención al público en la Exposición Odaliscas en el Patronato de la Alhambra a 5,80€/h.
• Información turística y atención al visitante en los monumentos adscritos al programa Dobla de Oro (como el Palacio de Dar al-Horra, el Bañuelo o el Corral del Carbón) de Granada a 6€/h.
• Informadores/as en el Museo nacional Centro de Arte Reina Sofia cobrando el salario mínimo interprofesional.
• Becas FormARTE del Ministerio de Cultura y Deporte dotadas con 835,00€ brutos mensuales (6 horas diarias).
• Visitas guiadas a la exposición, venta de catálogo y recepción de visitantes en el Instituto Cervantes, menos de 10€/h brutos.
• Visitas guiadas dentro del programa Madrid Otra Mirada por menos de 9€/h brutos.
• Visita guiada de 2h a la ciudad ibero-romana de Cástulo (Linares, Jaén) por 9€/h netos.
• Visitas guiadas y recepción de visitantes en el programa Anden Cero de Metro Madrid por 7’14€/h.
• Mediación en sala en el Palacio de Velázquez del Retiro de Madrid por menos de 10€/h.
• Auxiliar de sala en Sala Antiquarium Sevilla por menos de 4€/h.
• Servicio educativo y visitas guiadas en el Pabellón de la Navegación de Sevilla por 5€/h.
• Servicio de auxiliar de sala y auxiliar de recepción en el Centro Pompidou de Málaga, 5€/h brutos.
• Servicio de auxiliar de sala y auxiliar de recepción en el Museo estatal de Arte Ruso de Málaga, 5€/h brutos.
• Atención al público en las jornadas de puertas abiertas del Palau de la Generalitat en Valencia (2021) realizado bajo la fórmula de falsos autónomos a 9€/h, con categoría de monitor a 7€/h netos y personal en prácticas realizando el mismo trabajo por 0€/h.
• Becas de Gestión Cultural en la Unidad de Gestión del Patrimonio Histórico de la UCM por 645€ brutos al mes (30 horas semanales).
Una lista interminable de situaciones sonrojantes e indignas (y vergonzosas para los profesionales que las realizan pero que dada la precariedad laboral existente debemos aceptar calladamente para evitar perder este mísero trabajo) para cuyo ejercicio se requiere, en la inmensa mayoría de los casos, un título de grado, especialmente el de historia del arte, al margen de muchos otros exigentes requisitos formativos como el manejo de varios idiomas.
Nos encontramos, por tanto, con una inaceptable asimetría entre la retribución de la actividad (para la cual se utilizan figuras en los contratos, cuando los hay, de monitor, azafata, guía acompañante, auxiliar de servicios, etc.) y la formación que se requiere para su realización, hecho éste que no sucede con el resto de puestos de trabajo que encontramos en los museos y demás instituciones culturales (limpieza, seguridad, taquilla, bar, tienda, restauración, conservación, dirección, etc.) donde en la mayoría de los casos existe una correspondencia entre la formación requerida y la retribución asignada.
Desde luego estamos ante una auténtica anomalía profesional en el campo del patrimonio cultural de ahí que en absoluto sea descabellado, y desde luego nada ofensivo (esperemos que no lo sean para estas mujeres a las que tanto admiramos por su valentía y capacidad de lucha), que nos comparemos con las Kellys, pues en cierta manera nos sentimos como ellas, las de unas personas que realizan una labor esencial en los museos e instituciones culturales pero que recibimos una retribución indigna e inaceptable, es decir, lo mismo que sucede con las camareras de piso en los hoteles.
Porque algo que no debemos olvidar es que la difusión es una de las labores más importantes de la tutela del patrimonio cultural, es el instrumento que permite el acceso y disfrute de los ciudadanos al patrimonio cultural, el cual es un derecho reconocido en nuestra Constitución. Y es una actividad que requiere un enorme conocimiento sobre el objeto difundido y sobre las técnicas y medios de difusión. Unos contenidos, todos ellos, que forman parte de las enseñanzas de grados universitarios como el de Historia del Arte y que, además, son objeto de numerosos másteres, congresos científicos, cursos, seminarios y demás reuniones científicas.
Y después de todo esto ¿cómo es posible que al final la hora de trabajo de un profesional de la difusión se pague a 5, 6, 7, 8, 9 o 10€? ¿Quién puede vivir con esta retribución? ¿Qué proyectos de vida podemos ofrecerles a los profesionales de la cultura, a nuestros/as jóvenes? ¿Cómo no van a estar las Humanidades absolutamente desprestigiadas en este país?
¿Por qué los museos, y demás instituciones culturales, permiten esta auténtica anomalía (injusticia) profesional? ¿Cómo pueden obviar lo que a todas luces es una práctica vergonzosa? Pues, sobre todo, a través de la gran trampa de la externalización de los servicios de difusión. A través de ella se traslada a las empresas que prestan estos servicios la responsabilidad sobre el tipo de contrato y remuneración, las cuales poco pueden hacer (algunas más que otras, claro) ante la paupérrima dotación de estas licitaciones por parte de los museos y demás instituciones.
¡Basta ya de despreciar a la cultura, al arte, a los museos, a la ciudadanía! ¡Basta ya de considerar a la difusión del arte y la cultura como una actividad menor, secundaria…! ¡Basta ya de despreciar a los historiadores/as del arte y demás profesionales que están desarrollando una labor de tanta exigencia formativa y responsabilidad social y cultural!
¡Queremos que los historiadores/as del arte que se dedican a la difusión tengan la retribución que se corresponde con su formación! Y eso sería tan fácil como dotar las licitaciones con el presupuesto suficiente para hacerlo o posibilitando que el servicio se preste directamente por los profesionales sin mediación de empresas ni licitaciones, incluida la posibilidad, que incomprensiblemente parece no tener cabida en los museos, de que los profesionales de la difusión entren a formar parte de la plantilla de estas instituciones igual que lo han hecho restauradores, conservadores, administrativos u otro tipo de personal.
Desde Aproha hemos emprendido numerosas iniciativas para denunciar esta situación e intentar revertirla, entre ellas ayudar a nuestros socios/as que están sufriendo esta dura realidad. Pero esto no es suficiente. Necesitamos que esta situación trascienda del reducido círculo profesional en el que se produce. Necesitamos que llegue a la sociedad para que tome conciencia de esta injusticia y no acepte que un servicio de esta exigencia y cualificación no esté dignamente retribuido. Necesitamos que los museos y demás instituciones culturales asuman como propios a estos profesionales y no admitan unas condiciones laborales y profesionales que no aceptarían para sus propios trabajadores. Necesitamos, en suma, que se termine con esta inaceptable anomalía profesional.
¡POR LA DIGNIFICACIÓN DEL TRABAJO PROFESIONAL DE LA DIFUSIÓN! ¡POR EL RECONOCIMIENTO Y DIGNIFICACIÓN DE LA LABOR PROFESIONAL DE LOS HISTORIADORES/AS DEL ARTE!
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