A raíz de la publicación por parte de la importante Fundación Arquitectura Contemporánea (de carácter privado) de una convocatoria de 4 becas (3 para arquitectos y 1 para otras titulaciones) para integrarse en un “equipo interdisciplinar para el desarrollo de un proyecto sobre planificación estratégica del territorio vinculada al patrimonio histórico, los equipamientos y la gestión cultural en la provincia de Córdoba”, en la cual no se incluye a la Historia del Arte como una de las titulaciones aceptadas para poder presentarse (aunque según nos han comentado desde la Fundación sí van a aceptar a los historiadores del arte que se presenten, lo cual agradecemos), quisiéramos hacer desde Aproha un pronunciamiento de carácter general sobre esta cuestión que trasciende este caso.
Rechazamos y denunciamos la diferenciación (distinción y separación) que se está haciendo en el ámbito científico, profesional, administrativo y ahora también legal (como ha hecho la nueva Ley gallega de Patrimonio Cultural de 2016) entre el patrimonio artístico y el patrimonio arquitectónico, lo cual, lejos de ser una simple cuestión terminológica o metodológica, está teniendo importantes repercusiones en el ámbito profesional, ya que de esta diferenciación parece derivarse una asignación competencial (siempre en el ámbito del estudio o del conocimiento, que es la competencia de la Historia del Arte) totalmente inadecuada e inaceptable para Aproha: la de los historiadores del arte para el patrimonio artístico (reducido ahora sólo a las artes figurativas y bienes muebles) y la de los arquitectos para el patrimonio arquitectónico.
Esta confusión de atribuciones competenciales está resultando muy evidente en ámbitos como el del patrimonio arquitectónico del movimiento moderno, los informes histórico-artísticos de restauración o la difusión del patrimonio histórico-artístico de carácter arquitectónico.
Resulta hasta ridículo tener que argumentar (y más reivindicar) aquí la competencia de los historiadores del arte en relación al estudio de la arquitectura (histórica o actual), pues desmontaría la propia disciplina de la Historia del Arte, por lo que resulta realmente grave y atentatorio contra nuestra disciplina que la arquitectura haya empezado a independizarse patrimonialmente del patrimonio artístico, entre otras razones porque sería volver a esa consideración decimonónica de los monumentos entendida como simples objetos arquitectónicos desvinculados de su dimensión artística integral (pintura, mobiliario, escultura, solerías, etc.) y territorial (su entorno urbano y territorial) y que gracias a la Historia del Arte y al concepto de Patrimonio Histórico-Artístico fue felizmente superada en el siglo XX, preparando el terreno incluso para la actual expansión del patrimonio inmueble al territorio y al paisaje, y desde el que ahora parece inexplicablemente querer volverse al punto de partida. Realmente retrógrado.
FUNDACIÓN ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA
A raíz de la publicación por parte de la importante Fundación Arquitectura Contemporánea (de carácter privado) de una convocatoria de 4 becas (3 para arquitectos y 1 para otras titulaciones) para integrarse en un “equipo interdisciplinar para el desarrollo de un proyecto sobre planificación estratégica del territorio vinculada al patrimonio histórico, los equipamientos y la gestión cultural en la provincia de Córdoba”, en la cual no se incluye a la Historia del Arte como una de las titulaciones aceptadas para poder presentarse (aunque según nos han comentado desde la Fundación sí van a aceptar a los historiadores del arte que se presenten, lo cual agradecemos), quisiéramos hacer desde Aproha un pronunciamiento de carácter general sobre esta cuestión que trasciende este caso.
Rechazamos y denunciamos la diferenciación (distinción y separación) que se está haciendo en el ámbito científico, profesional, administrativo y ahora también legal (como ha hecho la nueva Ley gallega de Patrimonio Cultural de 2016) entre el patrimonio artístico y el patrimonio arquitectónico, lo cual, lejos de ser una simple cuestión terminológica o metodológica, está teniendo importantes repercusiones en el ámbito profesional, ya que de esta diferenciación parece derivarse una asignación competencial (siempre en el ámbito del estudio o del conocimiento, que es la competencia de la Historia del Arte) totalmente inadecuada e inaceptable para Aproha: la de los historiadores del arte para el patrimonio artístico (reducido ahora sólo a las artes figurativas y bienes muebles) y la de los arquitectos para el patrimonio arquitectónico.
Esta confusión de atribuciones competenciales está resultando muy evidente en ámbitos como el del patrimonio arquitectónico del movimiento moderno, los informes histórico-artísticos de restauración o la difusión del patrimonio histórico-artístico de carácter arquitectónico.
Resulta hasta ridículo tener que argumentar (y más reivindicar) aquí la competencia de los historiadores del arte en relación al estudio de la arquitectura (histórica o actual), pues desmontaría la propia disciplina de la Historia del Arte, por lo que resulta realmente grave y atentatorio contra nuestra disciplina que la arquitectura haya empezado a independizarse patrimonialmente del patrimonio artístico, entre otras razones porque sería volver a esa consideración decimonónica de los monumentos entendida como simples objetos arquitectónicos desvinculados de su dimensión artística integral (pintura, mobiliario, escultura, solerías, etc.) y territorial (su entorno urbano y territorial) y que gracias a la Historia del Arte y al concepto de Patrimonio Histórico-Artístico fue felizmente superada en el siglo XX, preparando el terreno incluso para la actual expansión del patrimonio inmueble al territorio y al paisaje, y desde el que ahora parece inexplicablemente querer volverse al punto de partida. Realmente retrógrado.
FUNDACIÓN ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA
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